09/11/2025

Te presentamos El Pulso de la Semana: un vistazo rápido a lo que está pasando en México, la región y el mundo. Primero, los logros que nos inspiran, luego los desafíos que requieren atención, y finalmente, lo que debemos seguir de cerca en los próximos días.

Resumen

En esta edición especial del Pulso de la Semana por Puvella, el foco está en la COP30, que este año se celebra en Belém, Brasil. Tras tres décadas de negociaciones climáticas, las Conference of the Parties siguen marcando el ritmo de la acción global frente al cambio climático, y esta edición tiene un peso particular por realizarse en la Amazonia, una de las regiones más críticas para la estabilidad del planeta.

Las sesiones técnicas ya concluyeron —esas donde se negocian los textos y se ajustan los compromisos—, y ahora comienza la fase política, que arranca este lunes 10 de noviembre con la llegada de los jefes de Estado. El ambiente se siente tenso: algunos países llegan con metas más ambiciosas, mientras otros, como Estados Unidos (responsable del 12.6 % de las emisiones globales), se mantienen ausentes, dejando vacíos en la mesa de negociación.

A lo largo de esta semana, analizamos cómo México, la región y el mundo llegan a esta COP: qué compromisos llevan, qué temas dominarán la agenda y qué señales debemos leer de los próximos días.

México

México, líder principal en América Latina como emisor de dióxido de carbono (CO₂), llega a la COP30 en Belém, Brasil, con varios reflectores internacionales encima. En esta cumbre, el país presentará su nueva Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC 3.0), el documento con el que cada nación informa a la ONU cómo piensa reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) confirmó que la NDC 3.0 ya fue aprobada por la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático y será presentada oficialmente durante la COP30 (Semarnat, 2025). Esta actualización reafirma el compromiso de reducir 35 % de las emisiones nacionales para 2030, y hasta 40 % si el país recibe apoyo financiero y tecnológico internacional.

Sin embargo, la trayectoria reciente de México muestra una historia de retrocesos y ajustes polémicos. Según el Climate Action Tracker (CAT), la versión anterior de la NDC —actualizada en 2022— elevó la meta porcentual (de 22 % a 35 %)2, pero también aumentó el escenario base de emisiones (BAU) y usó cálculos forestales poco claros, lo que en la práctica reducía la ambición real del objetivo. Como resultado, el CAT clasificó a México como “críticamente insuficiente”, es decir, en una ruta compatible con un calentamiento global superior a 4 °C (Climate Action Tracker, 2024).

El análisis internacional también advierte que las políticas energéticas internas, centradas en construir refinerías y mantener alta dependencia de combustibles fósiles, han frenado la transición hacia fuentes limpias. Aun así, el gobierno busca relanzar su narrativa climática con esta nueva NDC 3.0, que incluye medidas más ambiciosas en sectores como energía, transporte y uso del suelo.

De cara a Belém, la clave será demostrar que esta vez los compromisos pueden traducirse en acciones concretas, y que México puede pasar del discurso climático a una implementación real y verificable.

Definición NDC (“Nationally Determined Contribution”)

La Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) nació del Acuerdo de París: es básicamente el compromiso que cada país presenta ante la ONU para decir cómo va a reducir sus emisiones y adaptarse al cambio climático. Este plan nacional con metas y acciones rumbo a 2030 y 2050, se va ajustando cada cinco años según los avances tecnológicos, el financiamiento disponible y la urgencia climática del momento. México, por su parte, presentó su actualización con cierto retraso —en 2022, cuando el ciclo marcaba 2020—, lo que generó críticas por no seguir el ritmo que pide el Acuerdo de París. Aun así, el país ya prepara su NDC 3.0, con la idea de elevar la ambición y alinear mejor sus metas hacia la siguiente revisión global en 2025.

Aunque todavía no se ha publicado oficialmente la lista completa de la delegación mexicana que asistirá a la COP30, se espera la participación de representantes de la SEMARNAT, la SRE y la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático. La agenda mexicana estará centrada en tres ejes principales: transición justa, movilización de financiamiento climático y fortalecimiento de la adaptación, con un enfoque en comunidades vulnerables y ecosistemas estratégicos.

LATAM (Regional) y el Mundo

Ya en Belém, decenas de jefes de Estado y delegados de más de 60 países han comenzado a llegar para la COP30. En la apertura, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió que ha llegado “el momento de la verdad” para enfrentar la crisis ambiental y pidió a los países industrializados cumplir con sus compromisos financieros y de reducción de emisiones.

Sin embargo, la ausencia de Estados Unidos ha marcado un tono de incertidumbre en las primeras horas del encuentro. La Casa Blanca confirmó que no enviará representantes de alto nivel a Belém, una decisión que genera inquietud entre los socios internacionales por la falta de liderazgo de la segunda economía más contaminante del mundo. Desde el día la presidencia, Trump firmó la Orden Ejecutiva 14162 (“Putting America First in International Environmental Agreements”) el 20 de enero de 2025 3, que instruía la salida inmediata de los Estados Unidos del Acuerdo de París y de otros compromisos climáticos multilaterales. También anuló o revocó múltiples políticas del mandato anterior relacionadas con energía renovable, vehículos eléctricos y control de emisiones, declarando una “emergencia energética nacional” y favoreciendo la producción de petróleo y gas.

En América Latina, los preparativos muestran contrastes. Brasil, anfitrión de la cumbre, busca consolidarse como líder ambiental regional con nuevas metas de deforestación cero para 2030, mientras Chile y Colombia llegan con avances en su transición energética y compromisos de carbono neutralidad. En cambio, países como Argentina y Venezuela enfrentan presiones internas y desafíos económicos que dificultan la implementación de sus planes climáticos. Esto refleja una dualidad que se sentirá en las negociaciones: por un lado, los países que llegan con avances verificables; por otro, aquellos que aún deben transformar promesas en acciones concretas.

La sede de la COP30 se elige justamente en regiones que ya están siendo severamente afectadas por el cambio climático; así, mientras la edición anterior COP29 se llevó a cabo en Bakú (Azerbaiyán) —un país fuertemente dependiente del petróleo y gas— la actual en Belém apunta a visibilizar la urgencia en la Amazonía, un epicentro global de biodiversidad, bosque y comunidades vulnerables.

Para las comunidades locales, albergar la conferencia es una oportunidad para visibilizar las amenazas que enfrentan y exigir soluciones concretas, no solo discursos. Por eso, desde los primeros días se han registrado manifestaciones frente al sitio de la conferencia: pueblos indígenas, comunidades ribereñas y movimientos sociales de toda la región han reclamado la demarcación de sus tierras, la protección de los bosques y la inclusión de sus conocimientos ancestrales en las decisiones climáticas

Estas protestas, lejos de ser incidentes aislados, reflejan el espíritu de urgencia y responsabilidad histórica que simboliza Belém. Al mismo tiempo, el secretario general de la ONU, António Guterres, recordó que esta COP “debe encender una década de aceleración y cumplimiento”, subrayando que los compromisos solo tendrán valor si se traducen en acciones verificables y financiación real.

COP 30

Lo que viene:

Durante los próximos días se estarán transmitiendo fragmentos, declaraciones y actualizaciones clave desde la COP30 en Belém, Brasil. Es importante seguirlos de cerca, ya que las decisiones y compromisos que se anuncien marcarán el rumbo climático del próximo año y servirán como base de evaluación en la COP31.

Los acuerdos que se discuten en la COP30 buscan mantenerse alineados con la meta global para 2030: reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global a 1.5 °C, en el marco del Acuerdo de París (2015). Actualmente, 198 países forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), y todos participan de alguna forma en este proceso.

Como ciudadanía, nuestra tarea en estos días es mantenernos informados —no sólo sobre cómo actúa México, sino también sobre lo que hacen los principales emisores de CO₂: China, Estados Unidos, India y Rusia. Los dos primeros concentran cerca del 44.48 % de las emisiones globales (China con aproximadamente 32.88 % y Estados Unidos con 12.60 %), por lo que sus decisiones tienen un impacto directo en todo el planeta.1

A continuación, te compartimos algunos enlaces oficiales para seguir la información más relevante:

  1. Noticias del cambio climático: News | UNFCCC

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-Puvella

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